El Parque fluvial de la Trebia

El tramo de río actualmente protegido por el parque fue el escenario de la batalla más famosa peleada en el área de Plasencia: La Primera Batalla de la Trebia.

La historia está cuidadosamente descrita en los cuentos de los historiadores Polibio y Tito Livio, en el contexto de la Segunda Guerra Púnica.*

Las legiones del cónsul romano Publio Cornelio Scipione, veteranos de la desastrosa derrota reportada en las orillas del Ticino, no lograron bloquear el avance cartaginés y se apresuraron a la recién formada Colonia de Plasencia, donde se unieron a los refuerzos de Tiberio Sempronio Longo.

Por su parte Aníbal, pudiendo contar con el apoyo de las poblaciones celtas locales, despidió el área de Casteggio para acampar cerca del Trebia, ahora a las puertas del invierno.

En la estación fría se acostumbraba suspender los combates, esperando que la nieve se derritiera, pero Tiberio galvanizado por una serie de victorias menores en el fronte meridional y por pequeñas incursiones a los rebeldes celtas, decidió no escuchar a Scipione y preparó a las tropas para la batalla.

Así es como el 18 de diciembre de 218 a.C., en un día de “frío y nieve excepcionales” se produjo el enfrentamiento directo entre los dos ejércitos, en el área entre los lugares de Rivalta, Gossolengo, Tuna y Ancarano.

Aníbal, al abrigo de las orillas del Trebia de Rivalta, forzó a los Romanos a cruzar el río primero. Luego, manteniendo a sus amigos para refrescarse en el calor del campamento hasta el último momento, atacó a los oponentes de cara fría y ayunaba en campo abierto. Finalmente la caballería de su hermano Magone, escondida en los densos matorrales de la costa, los atrapó detrás de ellos, obligándolos a huir. **

La Segunda Batalla de la Trebia se ubica a principios de la Alta Edad Media (1000 años después de Aníbal) cuando la muerte de Carlomagno sancionó el establecimiento del primer Reino de Italia, con la capital Pavía. A pesar de esto la dominación franca se debilitó hasta tal punto que la deposición de Carlos el Gordo desató en toda la península una tremenda lucha de sucesión entre signorie locales, la llamada Anarquía feudal.

En este contexto, Rivalta fue testigo del choque a orillas del Trebia de dos de los principales reclamantes de la corona: Berengario de Friuli y Guiu de Spoleto.

La batalla tuvo lugar nuevamente en el periodo invernal, en los primeros días de Enero, lo que llevó a la desastrosa derrota de Berengario y a la momentánea consagración de Guiu come Rey de Italia.

A la larga sin embargo este episodio sangriento no produjo paz y estabilidad; el mismo Berengario más tarde se convirtió en gobernador, soberano y emperador del Reino, llegando incluso a destruir la ciudad de Pavía con la ayuda de tropas mercenarias extranjeras, antes de ser asesinado y reemplazado por señores feudales rivales.*

El territorio de las “Cuatro Provincias”, es decir la porción appenninica encerrada entre las provincias de Génova, Plasencia, Pavía y Alejandría, tuvo desde la antigüedad una importancia estratégica para el tránsito de mercancías, ejércitos y peregrinos. *

Recorrer la valle de Trebia hacia el Sur significaba llegar a Génova, el puerto más importante del Mediterráneo, y a la enorme cantidad de mercancías procedentes de todo el mundo: aceite, lana, cuero, lino, cáñamo y la importantísima sal para la conservación de los alimentos.

A lo largo de los siglos por tanto se consolidó un sistema de pistas de mulas y pasos de montaña bajo el control directo de guardias y aduaneros feudales, conocido como la “Vía de Sal”.

Todo esto llevó a casas de huéspedes, posadas, fuentes públicas y tiendas en centros de tránsito, por lo que Rivalta, a medio camino entre el famoso Vado de Sigerico en el río Po y el centro monástico de Bobbio, floreció en el desarrollo de actividades comerciales dedicadas a los viajeros, convirtiéndose en la verdadera puerta puerta de entrada al valle.

Otros 1000 años separan los eventos medievales de la Tercera Batalla de la Trebia, cuando el anciano general ruso Suvórov, héroe de guerra caído, marginado y puesto bajo vigilancia estatal debido a las fuertes críticas dirigidas al Zar, fue llamado al servicio y puesto a la cabeza de la segunda coalición antifrancesa.

Aprovechando de la ausencia de Napoleón, bloqueado en Egipto por la destrucción de su flota, Suvórov descendió a Italia, y reclutando a un gran número de voluntarios para desafiar a las tropas de ocupación.

Inmediatamente liberada Milán se movió hacia el Sur, para cortar el camino a los refuerzos del general francés Macdonald cerca de Casaliggio, una vez más en el río Trebia.

Aquí tres días de batalla causaron doce mil víctimas; la coalición salió victoriosa y los franceses fueron aplastados hacia Génova perdiendo el dominio sobre todo el Norte de Italia.*

Una especie de “leyenda moderna” vincula el nombre del gran escritor estadounidense Ernest Hemingway con las aguas del Trebia.

Parece que durante el paso de las tropas estadounidenses en 1945, cuando Hemingway, de cuarenta y cinco años, en el apogeo de su carrera literaria vagaba por europa como corresponsal de guerra, señaló en su diario: “Hoy crucé el valle más hermoso del mundo”

Aún se transmiten testimonios sobre un segundo viaje en automóvil, terminado el conflicto, a la pesca de truchas en la alta Val de Trebia y Aveto.

Lo que es seguro es que la proverbial pasión por el pescado y el buen vino permitió al autor de “París era una fiesta” encontrar a lo largo de las orillas del río un poco de paz y serenidad. En el annus horribilis de la captura del hijo alistado, del divorcio de su esposa Martha, del enésimo accidente automovilístico y de la aparición de las primeras enfermedades graves.